Por:  Gustavo Espinoza Montesinos

Verdadera expectativa ha causado en el escenario internacional la visita que hará el Papa Francisco a Cuba a partir del sábado 19 de septiembre y que se prolongará por tres días, luego de los cuales el imponente invitado viajará a los Estados Unidos de Norteamérica a reunirse con Barack Obama.

La presencia del Primado de Roma -la más extensa cubierta por un dignatario Vaticano- marcará un nuevo sello en las relaciones entre la Iglesia y el Estado Socialista, el primero en América Latina.

En una encomiable deferencia destinada a aliviar preocupaciones, el Consejo de Estado Cubano levantó sanciones a diversas personas, responsables de delitos menores

El viaje del Prelado Vaticano tiene lugar en un escenario particularmente sugerente, cuando luego de más de cincuenta años de distancia, Estados Unidos y Cuba reanudan relaciones en los más diversos niveles y cuando el bloqueo impuesto contra la Isla por decisión del Imperio, comienza a deshielarse lentamente.

Recientemente el Papa Francisco estuvo en Ecuador y luego de Bolivia. En ambos países pudo percibir los elementos esenciales que regular hoy la vida de los pueblos latinoamericanos: el afán de progreso y de justicia, la voluntad solidaria, y el deseo persistente de encontrar rutas que conduzcan a la paz en el escenario mundial.

Todos estos elementos podrá saborearlos en Cuba mucho más que en otras partes, porque allí el pueblo ha desarrollado una vigorosa experiencia y transitado derroteros y caminos inéditos en la historia continental.

Cuba es ahora, objetivamente, vanguardia para las naciones que en América Latina, buscan nuevas vías y afirman escenarios en los que la vida humana se desenvuelve de manera pacífica y creadora.

Otros altos dignatarios de la Iglesia visitaron antes Cuba y encontraron cálida acogida tanto por parte del pueblo, como del gobierno de ese país, estrechamente unidos en propósitos fundamentales.

Y es que, recogiendo las expresiones de su historia, los cubanos han hecho honor a todos los que, de una u otra manera, aportan a la causa de la distensión mundial y anudan los lazos de amistad y de solidaridad entre los pueblos.

Hoy, cuando la lucha por acabar finalmente con el Bloqueo a Cuba y restituir a ese país el territorio ilegalmente embargado de Guantánamo: se abre paso en el mundo y resuena en las voces multitudinarias de los pueblos en todos los países, la palabra del Primado de la Iglesia Católica será, sin duda, un aporte fundamental.

Como era de esperarse, Cuba llega a este encentro con sus banderas enhiestas. El Socialismo al tope, y la voluntad solidaria siempre se manifiesto. El legado de Martí, honrado por sus herederos, y el ejemplo de Fidel encarnado en millones.

Hay quienes pretenden distorsionar el sentido de la visita apostólica. La “Gran Prensa” al servicio del capital, especula con las dificultades materiales que afronta Cuba como consecuencia del aislamiento al que se encuentra sometida; y la gusanería de Miami, que espira a pescar a río revuelto usando a mercenarios. Ni una ni otra lograrán siquiera empañar esta cita, que responde al signo de los tiempos.

La alta responsabilidad del gobierno de Cuba, la educación de su pueblo y el aporte valioso de su jerarquía eclesiástica, se darán la mano para asegurar que la presencia de Francisco en La Habana, Santiago de Cuba y Holguín responda legítimamente a los intereses de la humanidad.

Por lo pronto, en las ciudades cubanas ya está en marcha la movilización de millones de personas, creyentes o no, católicos o de otras iglesias; que comprenden la naturaleza avanzada de este encuentro en el que asoma inquebrantable la voluntad de lucha por un mundo mejor. (fin)

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